13 de noviembre de 2010

Doce palabras

Universo. Via láctea. Mundo. Tierra. Hemisferio norte. Europa. España. Catalunya. El Tarragonés. Segur de Calafell. Paseo. Las veintiuna horas. De noche. Las doce palabras de Amaral taladrando mi cabeza. Yo y mi bicicleta. Pedaleo y pedaleo. Ritmo uniforme. Veinticinco quilómetros por hora a ojo no-profesional. Luna, a mi izquierda, ahí bien arriba. No sé bien bien si es, pero yo diría que creciente. La rodea mucha luz; o bien es una noche muy negra, o por motivos astrales hoy brilla más que nunca, qui sap! Dos estrellas enanas y símetricas respecto a la reina de la noche, brillando ahí de guays. Suelo confundirlas con aviones, pero vamos, estas llevan ahí un buen rato. Pedaleo y pedaleo. Rápido. Cada vez más rápido. Ritmo ya no-uniforme. Y no lo entiendo. ¿Por qué me sigue? Así nunca lograré escapar. Yo avanzo, más y  más rápido; pero ella no se queda atrás. Es preciosa, pero necesito volar lejos, y sola. ¡Esta noche no! Ni siquiera he salido por algún motivo, solo necesitaba pedalear, descargar adrenalina, alcanzar la velocidad de la luz, y volar! Esta noche me vendría bien la compañía de mi máquina de escribir. Es un misterio no resuelto, tres virtudes que no tengo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Huellas de clown