22 de noviembre de 2010

(Hoy) Sí

Tengo que contarte algo. A ti. Tú que no lo leerás nunca porque ni siquiera sabes que es aquí donde (hoy) te escribo. Te digo que (hoy) lo siento. Antes de ayer no. Ayer tampoco. Esta noche, ¡Sorpresa Crais!, lo he sentido. Y no quiero. Es que no toca. Soy de esas que tienen cero orgullo y la lengua muy suelta. Si te digo que te quiero no me creas. No me cuesta. Sale solo. No es verdad. Solo son prontos de última hora. Y lo siento. Lo siento de verdad. Porque hoy te quiero. Créeme. Mañana quizás no, pero ahora toca. Hoy estaría dispuesta a ir hasta Sants y coger el primer tren que me llevara hasta tu casa, timbrar una dos tres cuatro cinco veces, hasta que como un loco abrieras la puerta y te dispusieras a chillarle al vecino chiflado, y entonces besarte de repente, esperar a que me besaras, y decirte un sin fin de cosas bonitas, y ser las personas más felices de nuestro mundo durante todo lo que queda de día; porque quizás mañana, ya no te sienta. Y lo siento. Solo puedo alegar que es mi loco corazón y mi mal amueblada cabeza. Anoche te sentí más de la cuenta y aún me dura. Has roto mis esquemas. Y lo siento. Me lleva doliendo toda la mañana. Y me dura. Y no quiero. Y es que hoy me importas. Y es que el que nunca se arrastra me ha tocado la fibra. De verdad de la buena. Aprovéchate de mi, que hoy te dejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Huellas de clown