1 de noviembre de 2010

Verdades

<<En sus viajes por los pequeños planetas de su galaxia se encontró con un geógrafo que anotaba, en un gran libro de registro, montañas, ríos y estrellas. El principito quiso registrar su flor (aquella que había dejado en su planeta), pero el geógrafo le dijo:
-No registramos flores, porque no se pueden tomar como referencia las cosas efímeras.
Y el geógrafo le explicó al principito que efímero quiere decir amenazado de pronta desaparición.
Cuando el principito escuchó esto, se entristeció mucho. Se había dado cuenta de que su rosa era efímera...>>
El principito de Antoine de Saint-Exupéry.


Después de dieciséis años de vida, de los cuales, llevo aproximadamente la mitad teniendo algo de uso de razón, he llegado a la conclusión de que la verdad absoluta no existe. Hasta ahí bien. Con una serie de experiencias que he ido viviendo he podido comprobar que siempre hay diferentes puntos de vista, que ciertas circunstancias y factores existen, e influyen.
Ahora, una vez esclarecido que la verdad absoluta no existe, me planteo otras preguntas.
Realmente, ¿existirán las verdades sólidas como rocas e imperturbables como accidentes geográficos?
¿O será la verdad sólo un concepto que lleva en sí mismo la esencia de lo transitorio y frágil de las flores?
¿Es que acaso las montañas, los ríos y las estrellas no están también amenazados de pronta desaparición?
¿Cuánto es <<pronto>> comparado con <<siempre>>?
¿No son, desde esta mirada, las montañas también efímeras?
Algunas verdades que seguramente son cuestionables para otros, lo serán también para mí, algún día. Pero hoy contienen, me parece, la solidez y la confiabilidad que da la indiscutible mirada del sentido común.
Pero hay otras verdades que continúan siendo ciertas a través del tiempo y de las circunstancias. Conceptos que no son relativos a determinados momentos, sino a todos y cada uno de los instantes que, sumados, solemos llamar <<nuestra vida>>.



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