20 de enero de 2011

Algunos vicios y otras modas.

Eternos colegas de la mala vida. Fieles compañeros de aventuras de una de adolescente, a doquier, a todas horas. Malos vicios, he aprendido a llamaros. Me impregnáis de peculiares olores malignos que me atrapan, que se cuelan hasta la médula e instalan campamento base, calándose en lo más hondo de mis huesos. Jodidos malos vicios. Cuando menos me lo espero me disparáis a quemarropa; os fumáis mis pedacitos en honor a una servidora, y os bebéis mi sangre a mi salud. Amigos míos, como os necesito, y como me revienta. Creo que me avergüenza declararme dependiente, y por eso me desnudo, asumo la culpa y el odio que jamás me sentiré; y es que me quiero demasiado, pero sin ellos no soy nadie; y eso que sé que me acabarán matando. A la gente de mi alrededor le está dando por enfermar, y a otros por morir. La obsolescencia programada mata a las máquinas; y algunos vicios y otras cosas los matan a ellos.Y yo sigo aquí, suicidándome lenta y discretamente. 

Como todos los incautos, llevo el signo de Caín...

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