6 de noviembre de 2010

Relato de una "cannabiense"

"Tranquila, eres algo importante". Y te levantas. Yo me quedo aquí sentada, con la mirada fija (perdida) en la copa de Baileys, pensando en mi, no en ti. Oigo el sonido de brinquitos, saltitos alegres. Una vocecita realmente inocente se acerca. Me giro y pienso en qué habrás querido decir con eso de que soy "algo" importante. Y le miro, y pienso: "¿Cómo puede alguien traer a su hijo a un tugurio como este?". Y le miro. Y es que es guapo. Tiene cara de genio. Y pienso: "llegará lejos, algún día". Sé que siempre le recordaré. Estaré jugando a la petanca en el parque, o en el asilo en el que no acabaré, y me imaginaré como ha crecido, y en lo guapo que sigue siendo. No dejo de mirarle. Y él pide lo mismo que yo. Me hace gracia lo que dice: "Yo quiero la leche de esta señora". Realmente tiene gracia, pero no me río, siento la risa por dentro. Es la inocencia personificada, él. Pero para cualquiera de los aquí presentes no sirve de precedente. "El chaval aprende rápido", comentan entre risas cuatro viejos verdes. Realmente tiene gracia, no quiere ninguna leche mía (obviamente), y la de mi copa, no es exactamente leche. Entonces huelo ese olor que solo tú desprendes. Vuelves a acaparar todo mi campo de visión. El de concentración. Todos. He olvidado ya al guapo futuro genio. Vuelves y me miras mientras te acercas. No he tenido tiempo para adivinar que habrás querido decir con eso de que soy "algo" importante. Es curioso, no me había dado cuenta, también eres muy guapo. Y dejas de mirarme. Alguien me ha usurpado el papel. ¡Mírame a mí! Oigo el tilín-tilín de los palitos metálicos en la puerta, anuncian la puesta en escena de alguien. ¡Qué guapa! Tiene pinta de putilla barata. Chica punk. Pero qué guapa. Su silueta es finísima. Tiene una forma graciosísima de moverse. No es muy alta, pero su cuerpo delgadito la hace mona. Pero qué guapa. Creo haberla visto un par de veces aseándose en la fuente del parque mientras la Señora de González, en el balcón de al lado, murmura: "Estos, estos son el lastre de esta-nuestra sociedad. ¡Esto con Franco no pasaba!". Tiene novio. Es guapísimo. La chica de los leggins agujereados, tiene novio. La okupa anarka. Pero da igual. No deja de mirarla. La está mirando. A ella, no a mi. Todos en la taberna la miran. Es rubia. De las de un rubio platino precioso. No duerme. Quiero saber cómo vive. Lo que sí sé es que no duerme. Luce ojos cansados y ojeras malvas, pequeñas bolsas florecen bajo sus ojos. Es feliz (no parece), ella, no yo. Pero hoy no viene con esa sonrisa de oreja a oreja paseando a su Bóxer. Hoy parece que llora, viene a "ganarse la vida". ¡Pero qué guapa! Se sienta a mi lado, no me lo creo. Es tan guapa... Pide una botella de Tequila. Una entera. Viene sola. Él aún la mira des de mi otro lado. Se le acerca, le susurra algo al oído y me guiña el ojo derecho. El derecho (solo). ¡Qué pícaro! La coge de la mano. Con la izquierda. Con la otra agarra el Tequila. Desaparecen. El guapo futuro genio desaparece. La taberna se llena de moteros de barba blanca y chaquetas de cuero. No me acabo el Baileys y desaparezco, yo también. Siempre me quedará mi amiga María.

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