Regálame los oídos
con palabras de vencidos
y las ganas de vencedores.
Recítame poesías tuyas,
con sonidos de dolor
y con el ansia de querer.
Cuéntame sin miedo tus ideas,
compárteme la mente.
Bésame bonito al venir a
mi encuentro para hablarme,
que broten lágrimas de miedo
al desnudar el alma.
Que tú amas con el corazón
de una nación,
das la vida y más por la alegría.
Porque no tan solo de pan y paz
vive el hombre, amigo mío;
también de libertad.
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