13 de julio de 2011
Cantos en el andén y otros desvaríos
En el andén de enfrente la mujer canta. Le canta a su niña "así es la vida de caprichosa, a veces negra, a veces color rosa". Entonces el primer vagón del metro se asoma por el túnel y el ruído del traqueteo ahoga su canto. Yo aún la miro, la sigo mirando hasta que el metro, ya avanzado, la hace desaparecer. Mi mirada la busca. Se va. El andén de enfrente está vacío y yo miro el cuadro del tiempo. Cinco minutos veintitrés segundos, marca. En el andén de enfrente una mujer cierra la puerta. Mi reloj marca las once y cuarenta y siete y ella ya cierra la puerta. Pienso: si hubiera apurado un par de minutillos más "cinco minutos de gloria" me hubieran sabido igual de mal y ahora estaría por la segunda cerveza. Mañana llegaría tarde al casal.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Huellas de clown