15 de octubre de 2011

Total ¿para qué?

Ella no podía entender cómo podíamos estar juntas siendo yo tan yo y ella tan así, y yo decidí dejarla. Ella no entendía que yo quisiera estar conmigo, podría presentárselo, pero tampoco le entendería. Ella nunca podría entender nada de mi yo ni de mi migo. Soy yo la que entiende que me guste darme cabezazos contra las paredes de la memoria, y que quiera encarcelar recuerdos en los muros del subconsciente, y soñar constantemente. Las mujeres siempre quieren entenderlo todo, buscar por qués y raíces a doquier; pero luego nunca entienden nada. ¡Y quién las entendiera a ellas! Podrían darme el Nobel al escepticismo y tampoco me lo creería, pero lo entendería todo. Y vaya paradoja, ¿no crees, mi ella? Que seamos mujeres y yo te quiera siendo así, y tú no me entiendas siendo yo. Y ya no me preocupa, ni me duele ni me espanta no quererte ni entenderte cuando dices que no me puedes; si es que ya te he dejado, y es que no me sales a cuenta.

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